Como si de un déjà vu se tratara, La Señal trae a la memoria esas películas del cine policial clásico de los ’50, como para demostrar que el género aún no ha muerto. Esta obra, escrita por el recordado Eduardo Mignona y dirigida por Ricardo Darín y Martín Hodara, nos presenta una historia clásica con un final imaginable para todos los que vimos y conocemos el género de detectives; una historia rica en suspenso, en pausas, que nos muestra la crueldad de algunos, la debilidad de otros, y cómo el mundo se tambalea en esa balanza que nunca estará totalmente equilibrada. 
Julieta Díaz y Ricardo Darín dejan un poco que desear en la interpretaciones. Es decir que no innovan, no progresan de acuerdo a sus trabajos. Ella se desenvuelve exactamente igual que en un capítulo de Mujeres Asesinas, y Darín parece recién sacado del set de El Aura. Diego Peretti sí se luce -como siempre- y demuestra su habilidad como actor para todos los géneros.
El trabajo de la fotografía, la ambientación y la puesta en escena son excelentes, y generan una inmersión en ese mundo de hace unos cuantos años, en esa ciudad supuesta, oscura y peligrosa.
La Señal es una buena película argentina, y un lindo homenaje al director Mignona, que hace un tiempito tomó su camino, seguramente aquel, siguiendo a “la señal”.

Julieta Díaz y Ricardo Darín dejan un poco que desear en la interpretaciones. Es decir que no innovan, no progresan de acuerdo a sus trabajos. Ella se desenvuelve exactamente igual que en un capítulo de Mujeres Asesinas, y Darín parece recién sacado del set de El Aura. Diego Peretti sí se luce -como siempre- y demuestra su habilidad como actor para todos los géneros.
El trabajo de la fotografía, la ambientación y la puesta en escena son excelentes, y generan una inmersión en ese mundo de hace unos cuantos años, en esa ciudad supuesta, oscura y peligrosa.
La Señal es una buena película argentina, y un lindo homenaje al director Mignona, que hace un tiempito tomó su camino, seguramente aquel, siguiendo a “la señal”.

[Nadia Leiza]